El embalse de Río Hondo,
de más de medio siglo de existencia para beneficio de los santiagueños, en
épocas de notorias bajantes de su volumen de agua, suele ofrecer un
espectáculo fantasmagórico con árboles muertos emergiendo del gigantesco lago,
así como parte del campanario de la antigua capilla de la vieja Villa Río
Hondo, o incluso restos de edificaciones, viviendas del pueblo que se tuvo que
trasladar a otro emplazamiento más elevado para dar paso al progreso.
Como si
hubiera sido extraído de parte de una película de suspenso, las gastadas copas
blanquecinas de los árboles aparecen rompiendo el horizonte de agua y hacen recordar la existencia del poblado que
debió sucumbir para dar paso a la enorme construcción de la presa, lo que
redundó en un notable beneficio aguas abajo, donde diversos pueblos, incluidos
Capital y La Banda, se inundaban con los desbordes del Dulce y desde entonces
están más protegidas.
En aquella oportunidad, permitió
que un vecino de esta ciudad tomara imágenes de lo que sería un monumento
histórico donde descansaban los restos de la familia Figueroa Roldán, según
explicó a EL LIBERAL, el investigador y director del Museo Rincón de Atacama,
Sebastián Sabater.
La estructura de ladrillo
sedimentada en el paraje Rincón de Atacama, a 5 km de Las Termas, forma parte
de las huellas históricas que quedaron debajo de las aguas del Dique Frontal.
Guillermo “Guty” Noriega y su
hijo Ian regresaban desde Villa Río Hondo cerca de las 8.30 y decidieron
ingresar por un camino rural próximo al Autódromo provincial hasta llegar a la
costa del embalse, allí lograron observar la deteriorada edificación, similar a
un escenario.
“Siempre vamos con mi hijo a
observar en esta época el paisaje en la costa del lago cuando baja mucho,
porque nos parece un lugar místico. Ni bien ingresamos vimos la estructura de
ladrillo viejo y pensé que se trataba de una vivienda de la vieja Villa Río
Hondo, había troncos petrificados y viejos árboles estancados”, contó Noriega.
Sin embargo, Sebastián Sabater,
investigador local explicó que la estructura pertenece a la antigua estancia de
la familia Figueroa Roldán que habitaba en el paraje Rincón de Atacama desde
principios del siglo XX. “Cuando la Nación decide construir la presa Río Hondo,
se expropia esta propiedad y en 1956 se empieza a construir el dique. La
estancia estaba conformada, según relato del extinto escritor y familiar Tobías
Figueroa, por 9.000 hectáreas y terminaba en una punta, por eso se llama el
paraje Rincón de Atacama”.
“Si el lago llegase a bajar más,
quedarían al descubierto restos de la vivienda y restos de la hilera de lo que
quedaba de los potreros de la tuna, de los animales, donde hacían las parvas de
carbón para autoabastecerse y hay una rocas fundidas y el pozo surgente usado
con bomba de mano que todavía –pienso- que arroja un hilo de agua termal”,
agregó.
Sabater indicó que “hacia la
izquierda de este lugar, a menos de 200 o 300 metros, estaba el rodeo de los
quebrachos. Era donde estaban las dos vertientes de las aguas de Vichy (agua
con propiedades minerales)”.
Precisó que las vertientes de
agua de Vichy “corrían paralelas al río y se unían pasando el murallón del
dique”. El Liberal. Marzo de 2020.